Una huerta compartida entre una ratona y un armiño

                                                                                       Serie de los cuentos populares de Tohoku, Japón
                                                                                                        Traducido el 7 de septiembre de 2012.




     Érase una vez, una ratona y un armiño que eran amigos.
     Dijo el armiño,
     ---Oye, ratoncita, ratoncita, levantemos el terreno libre de la orilla del río, sembramos las semillas de la moha y cuando cosechemos las comeremos.
     ---Me parece bien.
     Levantaron la tierra y quitaron miles piedras y sembraron las semillas.
     Cuando el tallo llegó a crecer bastante, el armiño dijo.
     ---Ratoncita, ratoncita, ¿vamos a la huerta a quitar las malas hierbas?
    ---Pues...estoy pachucha por coger frío...
    ---Ah, ¡qué pena! No te preocupes las quitaré solo.
     Después de un tiempo pasado,
    ---Ratoncita, ratoncita, ¿vamos a ir a la huerta para echar abono?
     Y la ratón volvió a decir excusas para evitar de trabajar. El armiño estaba harto de convencerle, así que fue solo a cuidar a la huerta.

    ---Ratoncita, ratoncita, la moha ya tiene buena pinta y a punto para la cosecha. ¿vamos mañana?
    ---¿Mañana...? No puedes decirme de repente... tengo quehacer..., pues, vamos mañana.
     A la mañana siguiente cuando el armiño fue a la huerta muy temprano, no había ni un tallo de moha, de los que hasta el día anterior había extendido visto en la huerta. ¿Qué es esto? ¿En solo una noche se desaparecieron todas las mohas? ¿Quién ha sido? ¿Qué le digo a ratoncita? Todo eran preguntas.

     El armiño estaba desesperado. Vino un cuervo cantando --gaga, gaga---. El armiño necesitaba a preguntar a cualquiera. Preguntó cantando,
    ---¡Ey, don cuervo! sembré la moha a la orilla del río Echizen, ¡Oh, ♪♪ gits, gits, ¿sabías? gits, gits, ♪♪ Oh, ¿no sabías? ♪♪
     El cuervo le contestó ---no lo sabía--- y se fue.
     Y esperó a alguien para preguntarle. Vino un milano negro cantando,
     ♪♪ piiihyorooroo ♪♪  Y el armiño gritó al cielo,
     ¡Hoooooolaaa, milanoo, milanooo, sembré la moha al orilla del río, ♪♪ gits ,gits ¡Oh ♪♪  ¿sabías? gits, gits ¡Oh ¿no sabías?♪♪
    ---No lo sabía. Dijo y se fue.
    ---¿Qué voy a hacer? ¿a quién le pregunto? Pensaba, cómo podía explicar a la ratona lo que ocurrido.Y llegó a casa de ratona y lo contó todo lo que había pasado en la huerta.
    ---¿Quién podía hacer tal gamberrada?
    Cuando estaba hablando, el hijo de la ratona se acerco y dijo:
    ---Mami, quiero más la moha de anoche.
    La ratona le hizo un señal a su hijo, el armiño lo vi y se dió cuenta y que quién se quedó con todo. Así fue a ver al almacén que estaba detrás de su casa. Estaba las mohas amontonadas hasta el techo.
Por bondadoso que fuere el armiño, se enfadó mucho y le quitó los dientes de la ratona. Sin embargo, como el armiño es bondadoso la perdonó y le dejo solo dos para que pueda comer. Desde entonces, al ratón le quedaron dos dientes.
♪♪Do-bin♪♪

Fin

Cuento de Yamagata.

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