La pesca con la cola

     Érase una vez  un zorro hambriento, que fue a ver a una nutria macho.
----- ¡Hola, don nutria! Sin duda alguna, eres un campeón de la pesca. Te pido que me invites a unos pescados frescos a cambio de invitarte mañana a exquisitas carnes recién cazadas del monte-----, le dijo. El honrado nutria macho le contestó,
-----¡Ah, bien, come todo lo que quieras!-----y le invitó a unos pescados que acababa de pescar. Después de comer todos los que quería, el zorro le dijo,
-----Vente a mi casa, mañana. Te invitaré a tomar carne recién cazada-----, así le dijo el zorro y se fue.
    En la noche del día siguiente la nutria fue a casa del zorro y este estaba quieto de pie comtemplando al cielo en el jardín.
----- Oye, don zorro, he venido por tu invitacón-----, le dijo la nutria.
-----Ah, lo siento, es que esta noche dios me mandó que vigilase al cielo, por eso no puedo invitarte. Vente mañana.
    La nutria esperaba la carne que le iba dar, por lo que se llevó una decepción.
Cuando la nutria fue por segunda vez a casa del zorro, este estaba quieto agachándose y observaba la tierra.
-----¡Hola, don zorro, he venido por tu invitación!-----, le dijo la nutria.
-----¡ Ah, es que esta noche dios me dijo que vigilase la tierra, así que lamento no poder invitarte. Vente mañana-----
    En el tercer día cuando fue la nutria a casa del zorro, ni siquiera estaba allí, por consiguiente la buena nutria se dio cuenta de su engaño, y se fue a pescar para su cena. Entonces de repente vio venir detrás al zorro.
-----¡Hola, don nutria! Por fin el dios me dejó libre. Como quizá a don nutria no le guste la comida del monte, pues se me ocurrió una buena idea: que sería mejor que yo pescase por ti. Enséñeme a pescar.
    La nutria se indignó con el zorro, quien lo había dejado frente a la puerta tres veces, y encima le decía que le enseñara a pescar.
-----Ummm, esta noche no es buena para pescar. Cuando haga una noche helada, vete a la orilla o al pantano y mete tu cola larga y gorda en el agua. Y sentirás peso en la cola por los peces que se pinchan en tu cola. Empieza a contar un céntimo, un céntimo, un céntimo...y cuando sientas todavía más peso, cuenta dos céntimos, dos céntimos, dos céntimos... y cuando sientas todavía más peso, cuenta tres céntimos, tres céntimos, tres céntimos...así, atraparán miles de peces en tu cola-----le dijo. 
     Una gélida noche con la luna llena, el zorro fue a la orilla e hizo un agujero en la placa de hielo de la laguna y metió su cola. A medida que se iba congelando la cola, aumentaba el dolor sin perdón en la nalga. El zorro pensaba que el dolor venía del peso de peces atrapados, por lo tanto estaba quieto aguantando como podía y contaba un céntimo, un céntimo, un céntimo...dos céntimos, dos céntimos, dos céntimos...tres céntimos, tres céntimos, tres céntimos... Mientras el zorro contaba eternamente los céntimos, amanecía y oyó la voz humana. El zorro se asustó.
-----¡Uno, dos y tres Uyyyyy, uno, dos y tres Uyyyyy!----el zorro intentaba sacar la cola, pero como estaba completamente congelada,  era imposible sacarla.
----¡Eh, venid aquí, hay un zorro!-----vinieron unos hombres, lo rodearon y se lo llevaron.
Así acaba el cuento.

La pesca con la cola
la serie de cuentos populares de Tohoku, Japón
Iwaizumi, Iwate.



Traducido el 10 de septiembre de 2011.

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